Xinia y Peter son unos consentidores

Cómo llegar. Pueden hacerlo desde El Vigía, por el pico El Águila o desde Barinitas. Lo vital será llegar un poco antes de Tabay, cruzan el puente donde queda el restaurante Juan Chocolate, se quedan en La Mucuy Baja y siguen las indicaciones. Si tienen el GPS de Ingeolan, escriben Xinia y Peter y llegan derechito. En la página de Xinia y Peter pueden consultar el mapa. Están a 35 minutos de la ciudad de Mérida. Abrir la casa. Hay un estacio namiento amplio para muchos carros, una escalera grande para dar la bienvenida a todos de una vez y un patio redondo con mesas, sillas y paraguas. Por la rampa se llega a la cocina, por otras escaleras a las habitaciones que circundan este cálido lugar de encuentro. Y en frente, franco y gentil como los anfitriones y dueños, el centro, el alma, la euforia de esta posada: el comedor. Sillas y mesas traídas de muchas partes, combinadas para instalarse por horas ante los platillos que van saliendo de los fogones. Jamás hay afán. Un desayuno puede durar tres horas y es probable que hasta se junte con el almuerzo. No puede ser de otra forma. Recuerda que yo aprendí a cocinar para complacer a Peter. Él es un gran sibarita, le gusta lo bueno. Me enseñó a hacer los panes, las mermeladas, los hojaldres, las tortas. Y si aprendí a cocinar para el hombre que amo, puedes imaginar que todo lo hago con ese mismo amor. Quien habla es Xinia, esa presencia feliz y atenta que está cuando la necesitas y desaparece cuando ya no hace falta. Es la felicidad ambulante. Las ganas de consentir. La urgencia de sabernos contentos y bien atendidos. Hace 25 años, Peter y yo lle gamos a Mérida. Desde el pri mer momento vinieron los amigos y se quedaron a dormir y comer. Nos encanta recibir. Para esa época llegaban pocos turistas a Mérida. Casi todos se concentraban en Margarita, pero los que se colaban por esta montañas necesitaban quien hablara inglés o alemán y Peter era perfecto para atenderlos. Fue así como abrimos la casa hace 20 años, relata apacible Xinia. No cree que sean muchas las diferencias entre esa Mérida de hace dos década y ésta de ahora. Lo único que ha cambiado es el clima. Seguimos siendo la misma gente afable, agricultores, con estudiantes, movimiento cultural y mucha seguridad. Esto último es cierto y son los únicos en el país que pueden decirlo. Crecer fue la decisión correcta. Conocimos a Xinia y Pe ter cuando tenían unas pocas habitaciones en la misma casa y otro par en una cabañita afuera. Ahora son 12, con...

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