Mo Yan: Mi realismo habla de la gente normal

Sentado en un clásico sofá, en el llamado bar de los escritores del hotel Raffles de Pekín, rodeado de fotos en blanco y negro de los líderes de la revolución, Mo Yan rompe el silencio y comienza a contar su vida de forma pausada, como corresponde al alias que adoptó cuando empezó a escribir estando en el Ejército. Cuando tenía 18 años de edad empezó a trabajar en una fábrica. La mitad del tiempo era obrero, y la otra, campesino. En 1976 entró en el Ejército. Con la consolidación de Deng Xiaoping en el poder, en 1979, el Gobierno relajó los controles sobre la creación literaria y comenzaron a surgir las primeras obras sobre las pesadillas de la Revolución Cultural. Fue la llamada literatura de los heridos. La escritura floreció en esos años, dando cabida a un amplio espectro de temas sociales, que incluían desde la corrupción oficial a cuestiones feministas. En 1981 Mo Yan publicó su primera novela, Lluvia en una noche de primavera. Pero no era fácil. Los oficiales en el cuartel me criticaban porque escribía en lugar de hacer mi trabajo. Así que en 1984 entré en la Escuela de Arte y Literatura del Ejército, indicó. Así pudo vivir de la literatura. El rábano transparente fue su primer libro de éxito, y el segundo, Sorgo rojo. Este último le permitió consolidar su posición como autor. En 1996 publicó Grandes pechos, am plias caderas, en el que relata desde los últimos tiempos de la dinastía Qing 1644-1911 hasta la época posmaoísta a través de la historia de una mujer que tiene ocho niñas antes de lograr el deseado varón, todos fuera del matrimonio. Una obra monumental, brutal y realista, en la que enaltece la abnegación y la fuerza de la mujer, pero que fue prohibida en China por dos razones, según su autor: porque...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR