Yordano en Caracas, un manifiesto de vida que se canta a sala llena

Hoy sí estoy cansa-do, dice Yordano en el camerino. Termina la tarde del lunes y por delante tiene dos conciertos, uno a las 7:00 pm y otro a las 9:00 pm. Fue un fin de semana ajetreado, pero reconfortante por el reencuentro con el público caraqueño, fiel, consecuente.Se acomoda frente al espe jo. El cuello primero, luego las mangas. Huele bien en el lugar.Hay duraznos, fresas y una bandeja de la Pastelería Danubio que todavía no se ha abierto. Los olores se entremezclan y es agradable solo pensar en la promesa para el descanso.Con esos dos conciertos son seis presentaciones en cuatro días. Pero no hay pesares, sino satisfacción y agradecimiento.En total fueron 2.860 espectadores en el Centro Cultural BOD.A las 7:30 pm se apagan las luces y la banda toca Hallelujah de Leonard Cohen. El cantante rememora, no sin suspirar y con la voz entrecortada, la versión que hizo Jeff Buckley de ese tema. Yo desperté del coma con esta canción después del trasplante, dice. Se seca las lágrimas, mientras es aplaudido antes de presentar el primer tema de su repertorio de la noche: Vivir en Caracas.Yordano se siente cómodo.Lo acompañan, además, viejos amigos, músicos que realzan una obra que inmediatamente es correspondida con aplausos, cantos y algunos ojos aguados entre los asistentes.A su derecha está Eddy Pérez en la guitarra y a su izquierda el percusionista Carlos Nené Quintero, otrora también integrante de la Sección Rítmica de Caracas. Además, la receta mejora con Nelson Sardá en la batería, William Velásquez en el bajo y los coristas Thalia Samarjian y Edgar Sibada.En el camerino había dicho que tenía catarro y es un detalle que no se guarda. Lo comenta y ofrece excusas cada vez que tiene que sonarse la nariz. Pide que le bajen volumen al micrófono y, refugiado en la complicidad del encargado de iluminación, procede a oscuras. La gente ríe y aplaude. Estoy en confianza, afirma. La afección le quería hacer una mala jugada, pero no puede. Tal vez es veteranía, pero antes así no hubiese podido cantar.Fue una noche no solo pa ra la nostalgia y la reafirmación de la esperanza. Son los recuerdos que evocan sus canciones, esas letras que relatan sentimientos tan cercanos como los lugares en los que uno se imagina que transcurre la vida de esos personajes. La música de Yordano es urbana, no por responder a un género, sino por el contexto de su génesis; la fantasía de esas notas que retumban en las calles de una...

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