Zamuros

La Caracas de mi infancia contaba apenas con doscientas mil almas.Se decía así y la palabra alma se fusionaba con nuestros cuerpos. ¡Éramos almas! Hoy, Caracas tiene poco mas de cinco millones de habitantes, pero dolorosamente a muchos de nosotros se nos ha entristecido el alma o se ha alejado y perdido acaso para siempre. Ni siquiera somos pobladores. Somos habitantes, usuarios. La de mi infancia era una vida apacible y las horas pasaban lentas, a ritmo de Santa Rita.En la esquina, de Pescador, dos bodegas, una carnicería conocida como la pesa y el bar testimoniaban una cotidianidad sin sobresaltos exceptuando la presencia de La Sagrada la temible policía política de Juan Vicente Gómez. En la esquina de La Cochera, estaban la cafetería de los chinos y la botica. A veces ocurría que uno de los chinos repetía el pedido del cliente: ¡Mira, chino marico, pónme un café ahí! Y el chino se dirigía hacia la jarra de café diciendo: ¡Mila chino malico pon café ahí! Era que recién acababa de llegar al país, subrepticiamente, y ocupaba el lugar de su antecesor muerto recientemente y se ejercitaba en el aprendizaje del idioma repitiendo el limitado vocabulario del cafetín. Hoy, con la colonización china se dice que entran en tropel con pasaporte venezolano, pero en mi niñez los periódicos nunca mencionaban la muerte de un chino atropellado por un automóvil. Se decía que entraban al país, furtivamente, de noche, para sustituir a los que morían sin que nadie se enterase tampoco de su muerte.Las veces que me tocó progra mar en la Cinemateca ciclos de cine chino, invitaba a los miembros de las dos asociaciones chinas que existían entonces en Caracas y con ellos llenaba la sala. Cada vez que en las películas aparecía, inevitablemente, la imagen de Mao Tse Tung se escuchaban aplausos. Intrigado, pregunté al presidente de una de las Asociaciones ¿Por qué aplauden teniendo largos años de residencia en Caracas alejados de la política china? Y me dijo, en voz baja: ¡Ellos desconfían! Aplauden porque no saben de qué se trata esta invitación a...

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