El zarpazo

Cómo le duele al Gobierno y al PSUV que la oposición civil obtenga un triunfo de tanta resonancia nacional e internacional como lo ha sido la jornada de las elecciones primarias de este domingo. Bien organizado, en ambiente de fiesta popular y sin incidentes violentos que pudieran empañar el llamado a las urnas. Los miembros de la Fuerza Armada se comportaron en su inmensa mayoría con amabilidad y cortesía, siempre prestos a ayudar a que todo marchara bien. Incluso, uno de ellos calmó a una votante que estaba nerviosa porque en el ministerio donde trabaja la podía despedir. El sargento le dijo: "Señora no se preocupe, quédese tranquila, no se tiña el dedo con tinta indeleble porque igual su voto vale". De manera que la calma en las primarias estuvo garantizada, menos en algunas zonas de Caracas y del interior donde los grupos chavistas, que siempre actúan cobardemente contra la gente pacífica y desarmada, hostigaron con tiros al aire e insultos a amas de casa y trabajadores que iban rumbo a los sitios de votación.

Pero fue tal la cifra de votantes que, en la misma noche del domingo, se armó en Miraflores una estrategia dirigida no sólo a demostrar que los 3 millones de sufragantes era algo imposible de lograr en una jornada y que las cifras habían sido alteradas con la complicidad del Consejo Nacional Electoral, es decir, el mismo organismo que había legitimado los anteriores triunfos del actual comandante presidente. Ante tremenda metida de pata no les quedó otro remedio que recoger velas y tratar de hacer sumas y restas, divisiones y multiplicaciones que pusieran...

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