Mi deseo es volver a hacer de los periodistas unos héroes

¿Qué hace de Estados Unidos el mejor país del mundo?, pregunta un espectador al principio de The Newsroom, la nueva serie de HBO. Estados Unidos lidera el mundo en tan sólo tres cosas: el número de ciudadanos en la cárcel, el número de adultos que creen que los ángeles existen y en el gasto militar, da la vuelta a la tortilla el interpelado, el periodista Will McAvoy, protagonista de la serie The Newsroom, centrada en el mundo de los medios de comunicación. Es la nueva creación de Aa ron Sorkin, el guionista, productor y dramaturgo de más éxito en Hollywood. Palabras de ficción que, como siempre ocurre en el caso de este neoyorquino de 51 años de edad, es difícil separar de la realidad. Porque él suele hablar de verdades como puños, pero sin amargura; incluso con un tinte de esperanza y optimismo poco usual en tiempos de cinismo y resignación. El padre de Los secretos de la Casa Blanca, que consiguió el Oscar por su trabajo como guionista en La red social, sólo pretende entretener con su nueva serie. Lo repite a cada rato: busca audiencia en tiempos de escapismo. También se describe como un idealista, un romántico enamorado del Quijote, y quizá por ello sus historias nunca son ajenas a la polémica. Vilipendiado e idolatrado, tan lleno de contradicciones como sus personajes, este hombre que es capaz de encerrarse en la habitación de un hotel como un ermitaño hasta parir su nueva obra, se presenta coqueto a la entrevista, con un bronceado de estrella de cine y la mejor de las sonrisas. Después de ver los primeros minutos de la serie es difícil no pensar que The Newsroom es una llamada de atención al mundo en el que vivimos, a la desilusión que existe con el sistema y especialmente con aquellos que dicen informarnos. Pues está equivocada. No dejaré de subrayar que mi único deseo con The Newsroom es hacer una hora de televisión divertida, entretenida, idealista y optimista sobre un grupo de luchadores. En la actualidad tenemos una visión muy cínica del periodismo, tan cínica como la imagen que teníamos de nuestros políticos cuando escribí Los secretos de la Casa Blanca. Y mi deseo es volver a hacer de los periodistas unos héroes. No niego que haya problemas en los medios de comunicación, pero tampoco quiero persuadir a nadie de mis ideas. Simplemente quiero contar una historia que entretenga. Una historia de amor en un lugar de trabajo. --¿Por qué hacerlo entonces en el mundo de la televisión? --Nuestras vidas están muy marcadas por lo que...

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