Moderación y buen humor son secretos de salud de un venezolano centenario

Llegar a la tercera edad es un logro que no todos pueden alcanzar y menos cuando se trata de envejecer saludablemente. Para Juan Antonio Bravo, trujillano y residente de Mérida, no fue una proeza complicada, pues a los 110 años es independiente para realizar su rutina de cuidado personal y entablar una conversación amena con quien se le acerque. Estoy satisfecho por la vida que he tenido. Siempre he gozado de buena salud. Está convencido de que el op timismo y la paciencia le han servido de apoyo en la vida. Por ello, siempre ha sido partidario de alejar las molestias y abrirle paso al buen humor pase lo que pase, dice Marlene Bravo, una de sus hijas y con la que vive actualmente. Él intenta ver los problemas desde otro punto de vista, sin pensar sólo en el lado negativo y sin quejarse a cada rato, agrega Marlene, que orgullosa da fe de que su padre reconoce a todos sus nietos. Bravo no ha perdido ni un se gundo de su vida. Cuando era joven trabajó en los campos petroleros y luego probó suerte con un camión que compró. Llegado el momento decidió formar una familia y tuvo dos hijos en un primer matrimonio y seis en el segundo. La relación con mis hijos ha sido muy buena, les he enseñado a tener una vida tranquila y honesta, expresa el trujillano. En el medio de la balanza. Juan Bravo encuentra una clara diferencia entre divertirse sanamente y exagerar al punto de exponerse...

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