El paraíso en el bolsillo

Hay gente que cree que lleva el paraíso en el bolsillo. Tienen en su teléfono inteligente las fotos de las botellas. Con dos toques saben cuál fue la añada buena y cuál la mala.Tienen listas de los mejores restaurantes del mundo, miles de fotos y cientos de recetas.Como hoy no hace falta ir para estar, creen que han visitado los templos del sabor. Que la lechuga contribuyó más a la civilización que la berenjena. Y que la hamburguesa es un manjar.Uno teme que el moderno síndrome pantalla-multimedia avance. Ejemplos: improvisar arengas todos los días, a cada rato, para la televisión y creer que eso es gobernar. Suponer que es el smartphone el que debe almacenar y reconocer los aromas y el gusto del mundo.I La banalización de necesida des fundamentales de la sociedad está dando frutos. Por necesidad de usar la redundancia, la sociedad pantalla-multimedia está generando bolsones de resistencia. Fantásticos, anticuerpos.En el pasado, redundancia era la repetición intencionada de una cosa como el control del punto de sal. Hoy, redundancia se ha convertido en la repetición inútil de un concepto.Observo en la televisión a un se ñor que anuncia que hay de todo en los mercados. Siempre lo hubo, dice. A su lado, personas que usan la misma camisa de color, medio sonríen, con sorna. Abandono el teclado y corro al supermercado en busca de...

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