Reelecciones y fraudes

Las reelecciones y los fraudes han sido el detonante de la Primavera Árabe que comenzó hace un año con la inmolación de Mohamed Bouazizi en una provincia de Túnez. A los días, empujado por la furia colectiva, el presidente Ben Alí abandonó el poder después de 23 años. Era sólo el comienzo. Al poco tiempo, estallaron las protestas en Egipto, Argelia y Mauritania, y el 11 de febrero Hosni Mubarak, tras gobernar Egipto por 30 años, renunció a su cargo. La indignación colectiva habría de extenderse a Yemen, Bahréin, Libia con un sangriento conflicto de alcance internacional que terminó con la muerte de Muamar Gadafi y su dictadura de 42 años. Ahora convoca la repulsa internacional la represión que contra los opositores ejerce el gobernante de Siria, Bashar al Assad, beneficiario de una larga dictadura dinástica. Todos estos regímenes se pro longaron durante años manteniendo fachadas seudodemocráticas, pero en verdad apuntalados por consecutivas estafas electorales, y beneficiados por la permisividad de los países europeos y Estados Unidos, que los concebían como muro de contención del radicalismo islámico y esce narios propicios para negocios y ventajosas inversiones. Los resultados de las recientes elecciones parlamentarias rusas, que otorgaron de nuevo la mayoría absoluta al partido Rusia Unida de Vladimir Putin, encaminado ya a una nueva reelección presidencial, ha generado un masivo rechazo popular y de figuras de la talla de Mijaíl Gorbachov, que coinciden en denunciar la...

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