La angustia de las influencias. Una teoría de la poesía, de Harofd Bloom, a propósito del pensamiento científico peirceano y de otros biofilósofos

AutorAlfonso Avila Mayor
CargoProfesor Emérito Universidad del Zulia Maracaibo - Venezuela avilamayor@yahoo.com
Páginas157-162

Onorate L' altíssimo poeta (Honrad al mas alto poeta)1

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El DRAE define influencia en acepción simple como acción y efecto de influir y en una adicional, como poder, valimiento, autoridad de alguien para con otra u otras personas, sentido que había recibido ya para la época de la escolástica de Santo Tomás pero que durante muchos siglos conservó su sentido etimológico "de fluir hacia dentro" (Bloom, 1973:37) y su principal significación de emanación o fuerza proveniente de las estrellas que rige a la humanidad.

La poesía se define en sentido gramatical como la manifestación de la belleza o del sentimiento estético, por medio de la palabra en verso o en prosa, siendo el poema una obra poética en verso y el poeta la persona que las compone. De la poesía, decía sentimental y metafóricamente Federico García Lorca (1988), que es algo que se mueve, que pasa a nuestro lado. Para él todas las cosas tienen su misterio y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas. En su origen, decía L. Arreat, la fuente de toda poesía es el sentimiento profundo de lo inexpresable. Harold Bloom (Wikipedia: 2007), profesor de la Universidad de Yale, nacido en Nueva York en 1930, Page 158 hijo de inmigrantes judíos, de familia yidis, es uno de los críticos literarios más reconocido internacionalmente con más de 20 obras, que incluyen, entre otras famosas, Genios y El Canon Occidental. En La Angustia de las Influencias (Bloom: 1973) mezcla en un penetrante ensayo la tradición gnóstica con los pensamientos de Nietzsche y Freud para analizar el eterno problema de la tradición y el talento en el poeta... En su obra el autor se refiere al concepto de Vico 2 sobre el origen de la angustia en la poesía y a propósito cita lo expresado sabiamente por Lichtenberg (Ibidem: 69) quien dice estar convencido de que una persona no solo se ama a sí misma en los demás sino que también se odia a sí misma en los otros. Montaigne (Ibidem: 68) nos pide que busquemos en nosotros mismos para que aprendamos que nuestros deseos, privados en su mayoría nacen y son alimentados a costa de los demás. El fue el gran realista de las influencias, al menos hasta Freud y siguiendo a Aristóteles nos repite que Homero fue el primero y último de los poetas. Kierkegaard, en Temor y Temblor (Ibidem: 69) confiesa con una confianza maravillosa y absurdamente apocalíptica, que quien está dispuesto a trabajar engendra a su propio padre, estando más cerca de los hechos reales la frase aforística de Nietzsche (Ibidem: 62), junto a Emerson, uno de los negadores de la angustia como influencia: "cuando uno no tiene un buen padre, es necesario que se lo invente". Mientras, Freud (1926: 79) definió la angustia como un tipo de expectativa, como el deseo. Angustia y deseo serían antinomias del poeta incipiente o efebo. Nos recuerda que la angustia es algo que se siente, y que se trata de un estado de no placer diferente a la aflicción, el dolor o simplemente la tensión mental. Esta falta de placer, se acompaña de descargas que alivian el aumento de excitación que se encuentra en la base de la angustia.

De las numerosas teorías acerca de los orígenes de la poesía, la que convence y a la vez repele a Harold Bloom es la de...

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